SÓLO SE PIERDE LO QUE SE AMA

En mi último período de anginas (hace apenas 4 días), me dio por coger un libro que me había comprado la semana anterior, sobre el cual había leído en Shangay una reseña: "Masticar los tallos de las flores regaladas... o sólo se pierde lo que se ama" (ed. Almuzara). Me lo leí en una noche, de un tirón, gracias al insomnio producido por el calor, y lo encontré sencillamente precioso. No es un libro ambicioso ni perfecto, y creo que por eso me encantó, por la proximidad, por la ternura, es como una pequeña joya. El autor, con el peculiar nombre de Rafael Doctor (aún me tiene intrigado si en realidad es un pseudónimo; creo que no), es bastante conocido por los Madriles, y creo que es director del MUSAC (está metido, vaya, en el mundo del arte y en los ambientes modernos capitalinos, jeje). El libro es un relato corto e intenso del que mejor no desvelo nada del argumento. Un relato detallista, preciosista, sobre la pérdida, la ausencia, el abandono, la distancia, la supervivencia. No es un libro para nada nostálgico o melancólico, no habla del pasado, sino del presente: la vivencia de la eterna ausencia. Tiene frases, referencias muy bonitas y acertadas; reflexiones sencillas y cercanas, muy cercanas. Pero, sobre todo, tiene poesía, mucha poesía, a flor de piel: escrita por el mismo autor, letras de canciones (boleros, Fangoria, Morrissey...). Realmente, "Masticar los tallos.." es un regalo para el corazón y para la mente.

Leí una entrevista con el autor, al cual me encataría conocer, y me encantaron dos respuestas suyas:
- ¿Por qué la pérdida de una persona se convierte casi siempre en la medida del amor?
La pérdida es la experiencia posiblemente más dura que un ser humano puede sentir en su vida. Se puede perder a alguien por una muerte o porque la vida nos aleja o distancia definitivamente. Con la pérdida descubrimos una perspectiva que nos da una dimensión de “verdad”, una dimensión muy rotunda del valor de las cosas, del valor de lo que perdemos. Por eso los paraísos suelen habitar en el mundo perdido.
- Cuando intentas dejar de querer a alguien, ¿es la huida hacia adelante la mejor solución, o la única posible?
Cuando intentas dejar de querer a alguien tienes muchas opciones, muchos caminos y tienes que optar por el que consideras más adecuado. Cada persona planifica su estrategia de una manera y no hay una respuesta que ni yo ni nadie pueda dar, eso es lo bueno de las cosas del amor, que hay poquitas reglas y poquitas cosas que poder agarrar o teorizar.

Toda la razón: no hay una solución, una fórmula, pero sí hay poesía, música, arte, literatura. Y es genial agarrarse ahí, sin ansiedad, sin una respuesta mágica, sino con placer. En realidad, me ha encantado porque me he sentido retratado en muchas de las situaciones y sentimientos que cuenta y porque le ha puesto palabras a muchos de las emociones que me cuesta verbalizar, ha ayudado a organizar mi mapa emocional, que está algo caótico y perdido últimamente. Estoy efectivamente en esa fase que cuenta el autor en que "cada persona planifica su estrategia". A ver hacia dónde lleva.
Termino con un párrafo del libro, el único que ahora he encontrado del los que me fascinó; tendré que releerlo y marcarlos, siempre me pasa igual:
"Miras hacia atrás y te das cuenta de que las cosas insignificantes que configuaraban tu mundo eran los verdaderos baluartes de tu felicidad. Tratas de recuperarlas; llegas de nuevo hacia ellas pero no te reconocen, pues tanto tú como ellas habéis cambiado y lo que fue no se corresponde con lo que es ahora. Todo es distinto y ahí radica tu dolor y desesperación". Y tu desorientación, me atrevería a añadir, pues andas con palos de ciego.