dissabte, d’agost 12, 2006

"¿HAY ALGO QUE NO HAYA LEÍDO TODAVÍA QUE CREES QUE DEBERÍA LEER?"


No sabía qué regalarle a Alvar como agradecimiento por acogerme una semanita en su habitación en Madrid, pues siempre le traigo cds con lo último interesante de música española, pero, para qué engañarnos, llevamos un año algo flojo a nivel musical, y ya le grabé en recopilatorios las canciones sueltas que valen la pena (como "Nada", de Carlos Jean y Alaska). Así que, en un impulso de originalidad, y animado por unos flyers de descuento que cogí en una librería de Chueca, decidí regalarle un par de entradas para el teatro para ir a ver Antonia San Juan. Siempre me ha gustado mucho esta actriz, sobretodo me encanta cómo habla, me transmite paz, serenidad; me encantan sus papeles en el cine (en "Todo sobre mi madre", "Ataque verbal", "Piedras", "La primera noche de mi vida"), pero no sé por qué nunca se me había ocurrido ir a verla al teatro: aunque la había visto en muchas entrevistas de promoción y leído muy buenas críticas, creo que tenía el prejuicio que sería la típica obra de monólogos tan de moda (nunca me ha gustado El Club de la Comedia y sus múltiples sucedáneos). ¡Cuán equivocado estaba! Qué grata sorpresa, jeje. Total, que el domingo pasado fuimos a ver su nueva obra, "Las que faltaban", en el teatro Alfil, en la calle Pez de Madrid. Salimos del teatro como si hubiéramos hecho una especie de sesión terapéutica, de una sesión de masajes o algo así. Qué bien nos sentó. Los textos son fantásticos, con momentos tronchantes y con mucho ingenio (son de Terenci Moix, de Quim MOnzó, de Féliz Sabroso, de la misma directora); Antonia San Juan realmente me fascinó, es una terremoto, no encuentro palabras para describirlo, la única manera de entenderme es verla en acción, es realmente impactante; y los personajes a los que da vida son realmente increíbles, todas como aparentemente muy normales, y ciertamente son muy comunes y habituales, pero en realidad son personajes muy extremos, en situaciones psicológicamente muy extremas (maltratos, frustraciones, minusvalías, incomunicación y odio, adicciones varias), que se mueven delicadamente entre la risa y el llanto, que igual pueden resultar graciosos patéticos o profundamente tristes y desesperados; y esa es la magia que les imprime la actriz, la de hacerlos andar en una cuerda floja, pudiendo estallar en cualquier momento. Hay momentos realmente impactantes, en que pasas de troncharte de risa a que se te erice el vello de emoción, o personajes en que la tensión se va añadiendo progresivamente de forma escalofriante. La combinación de la calidad de textos y de la actriz dan lugar a una obra increíblemente sobrecogedora, y sales del teatro como si te hubieras sometido a un lavado interno. Además, sales con unas ganas terribles de volver a ver la obra, para no perderte ni un detalle, ni un gag, ni un pestañeo de Antonia. Espero que publiquen los textos, pues me encantaría leerlos y rememorarlos, hay muchísimas cosas que se me pasarían por alto o que ya no recuerdo, aunque durante la cerveza posterior a la obra en la plaza Vázquez de Mella estuvimos rememorando todos los grandes momentos. Acabo de comprarme por internet el libro que sacó con textos de su anterior obra, "Otras mujeres", a ver si llega pronto pues me muero de ganas de leerlo, aunque de lo que me arrepiento ahora es de no haberla ido a ver antes.. En fin, nunca es tarde si la dicha es buena.. Y esta vez a resultado ser más que buena.

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