dilluns, de febrer 05, 2007

I'VE GOT SOUL BUT I'M NOT A SOLDIER

Muchas veces con la música pasa como con la comida. A todos nos ha ocurrido que pruebas algo nuevo y la primera vez no te gusta nada, incluso te produce cierto rechazo; luego, ya sea por casualidad, iniciativa propia o presión del entorno (lo típico que todo el mundo te dice que eso es buenísimo, una exquisitez que tú no sabes apreciar), acabas volviendo a comerlo, y poco a poco te va gustando, cada vez más, y no es nada raro que acabe convirtiéndose en un producto básico de tu alimentación o en una de tus comidas preferidas. Un ejemplo: ahora hace unos tres años que probé el té por primera vez, en París. Aquel día no me gustó nada, puse cara de asco y pensé que a quién coño le podía gustar una bebida tan amarga. Pero, bueno, como odio el café y durante ese viaje necesitaba una bebida que me hiciese entrar en calor y me espabilase, le metía dos o tres sobres de azúcar y me lo tomaba. Al regresar a Barcelona, entre la nostalgia del viaje y lo cool que quedaba, empecé a tomar té cada vez que iba a merendar con los amigos. Finalmente, al empezar la dieta de la amígdala el pasado otoño, tuve que retirar el azúcar y el dulce de mi alimentación, así que por primera vez tomé té a palo seco. No negaré que me costó acostumbrarme, pero también me fui dando cuenta que desde entonces apreciaba más el sabor del té y hasta distinguía entre los distintos tipos. En fin, que ahora me resulta impensable ponerle ni una pizca de azúcar al té, me parece un sacrilegio, me he vuelto un auténtica sibarita de esta infusión. Y todo este rollo para presentar a The Killers y para decir que con la música, como con la comida, los gustos se van definiendo y ampliando con la edad, y que a veces cuesta un tiempo llegar a apreciar algunas cosas.
The Killers son un cuarteto de Las Vegas liderado por Brandon Flowers (no es un pseudónimo, un nombre tan ridículo no puede serlo) que cuentan ya con dos discos en su corta historia de 3 años. Con su debut, "Hot Fuss", consiguieron un éxito masivo e inmediato (aunque en España no pasaran de banda indie, en UK entraron de lleno en el mundo mainstream). El éxito, sin embargo, es una arma de doble filo, y en este caso generó una expectación y una presión enorme ante su segundo álbum. Álbum que vio la luz el pasado octubre y que titularon "Sam's Town". Su éxito no ha sido tan contundente (popular) como hace 2 años, aunque se han mantenido las ventas.
Allá por el 2004, el primer single de The Killers, el pinchadísimo "Somebody told me", era la sensación indie del momento. Como a mí todo el rollito Razz (de flequillos y poperos blandengues) me daba bastante rabia, le cogí manía a la canción por pura asociación y ya ni me molesté en dedicarle más tiempo al grupo. Además, mi sensibilidad pop acostumbrada a canciones directas topaba con la complejidad y el barroquismo de su sonido. No ha sido hasta que vi hace unos meses el videoclip de su single "Bones", dirgido por Tim Burton, que dejé de lado mis prejuicios y empezaron a despertar interés en mí. Y ahora me encantan, tanto como el té.
El rock de The Killers tiene dos vertientes muy claras: la british (han sido calificados como la mejor banda británica salida de América, y es que tienen muchos toques de Suede, Placebo y hasta de Blur) y la ochentera (muy new wave, synth-pop de los primeros ochenta). Tienden a construir canciones complejas, nada previsibles, con estructuras que rompen el ritmo y la melodía varias veces en un mismo tema. Normal que a alguien tan pop como yo le cueste entrar. Una vez dentro, sin embargo, resulta una maravilla. Su estilo es grandilocuente y dramático; mejor dicho, exageradamente melodramático. Tanto que se convierte en teatral, en sobreactuado, pura pose. En algo se tenía que notar que son de Las Vegas, donde todo es tan falso que acaba resultando auténtico. En muchas críticas que he leído sobre ellos se les ataca precisamente esa faceta teatral, pero a mí me parece una de sus mayores virtudes. Ese dramatismo tan excesivo es atractivo en la medida que implica cierta frivolidad; si se tomasen en serio serían unos capullos engreídos. Serían U2. Espero que no se les suban los humos y se crean salvadores de la música, que no pierdan cierto sentido del humor.
Entre el primer y el segundo disco no hay diferencias sustanciales, aunque quizás en "Sam's Town" usan más coros (a caballo entre el gospel y lo siniestro), rompen más las canciones, hay más variedad de sonidos e instrumentos y algo menos de guitarra y tienen un mejor diseño gráfico y conceptual. "Hot Fuss" contenía hits como "Mr. Brightside" o "All the things that I've done" difíciles de superar y era un LP más directo (destaco los geniales sintetizadores de "On top"). Sin embargo, este segundo disco tiene un inicio y un final magistrales ("Sam's Town" y "Why do I keep counting") y sus dos mejores canciones: la animada "Bones" y la sobrecogedora "Read my mind". Y a pesar de que el single de presentación, "When you were young", me parecía al principio un error, ahora me tiene bien enganchado.
De momento, The Killers está siendo lo que más escucho este año. Igual que me costó apreciarlos al principio, creo que va a ser difícil que me aburran. A ver si con un poco de suerte se pasan en concierto por Barcelona y les podemos ver próximamente. Sólo faltaría que después de todas estas alabanzas sean un desastre en directo, aunque lo dudo bastante. Ya os lo contaré.

Etiquetes de comentaris:

2 Comments:

Anonymous Anònim said...

Llegas tarde, el concierto en Barcelona fue en diciembre...

dt. de febr. 06, 04:04:00 p. m. CET  
Blogger Albert said...

Lo sé... No me lo recuerdes, qué rabia... Lo digo así pa ver si se animan a venirse otra vez.

dt. de febr. 06, 10:16:00 p. m. CET  

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