VUELVEN LOS GRANDES

Empecemos por el principio: Brett Anderson es una estrella como la copa de un pino, de aquí a Lima, aunque su ámbito se reduzca cada vez más a UK. Es uno de los personajes, junto a Gwen Stefani o Jarvis Cocker, que más me han impresionado encima de un escenario (además de ponerme un rato caliente). La semana que viene publica su primer disco, de título homónimo, después de haber disuelto Suede y hacer una pausa con The Tears.

"Brett Anderson" es un disco mucho más calmado de lo habitual en sus composiciones. Doce temas lentos y bastante austeros, con sus características guitarras y muchas arreglos de cuerdas. La apuesta es arriesgada, y la línia entre una canción brillante o una de relleno o repetitiva es muy delgada. No es un disco redondo (como lo fueron "Dog man star", "Coming up" o "Here come the tears"), pero sólo las fantásticas y personales melodías de "Love is dead" o "One lazy morning" justifican todo el álbum. Además de momentos a flor de piel como "Scorpio rising" o los temas de cierre, "Ebony" y "Song for my father". Es un disco más compacto en cuanto a ritmo, estilo y sonido, pero eso hace que la genialidad habitual en Brett se codee con momentos de cierta mediocridad ("The more we possess the less we own of ourselves"). ¿Mediocre Brett? No, por Dios, mejor decir menor inspiración. Sólo volver a escuchar una de las voces más bonitas del mundo y sus nuevas creaciones es ya el lujo más importante del año. Brett, que te gusta a ti un festival, pásate por España este verano...