DOMINGO DE RESURRECCIÓN
Anoche vino Titania a la ciudad. Así, de repente, sin previo aviso. Fueron apenas seis horas juntos (nueve en el caso de Spooky), aunque vividas con una intensidad descomunal, como viene siendo habitual. Nos vimos inmersos en esa vorágine emocional y alcohólica que experimentamos de uvas a peras y que afianza de nuevo los lazos, por decirlo de alguna manera...
Quedamos a las 12, al salir yo del trabajo. Ya Spooky me había advertido vía sms de la que se avecinaba, así que cuando llegué yo al bar en cuestión (el Estu, obviously), no me extrañó nada esa efusividad. De hecho, mientras intentaba aparcar, me la veo allí en la calle, hablando con una pareja, vestida de negro y con su legendaria chaqueta de cuero con tres mil bolsillos, el pelo muy rizado y algo largo ya. Le chillo desde el coche: "¡Guarra!". Dándose por aludida, se da la vuelta automáticamente y me suelta: "¡Maricón!". Y, nada, se echa a la calzada y nos empezamos a besar por la ventanilla hasta que el semáforo se pone en verde. Lleva ya cinco jarras de birra. También me informa que ha perdido a Spooky, y yo tiemblo. Pero no, se ve que se había ido a sacar dinero tranquilamente. Aparco y vamos al bar, abrazos de rigor, mimos, besos, mucho amor. En un momento repasamos la vida de Titania entre trabajos varios, novias celosas, amigas metomentodo y demás anécdotas (para algunas de ellas, se pone en pie). Luego me hacen un breve repaso de las conversaciones de la tarde, esas míticas conversaciones en el Estu en que Titania tiende a llevar la contraria a base de cambiar de opinión de ERC al PP en cuestión de dos frases, y así no hay quien discuta. O eso, u otras dos opciones: el amor y las relaciones de pareja (qué le gusta a ella este tema; suelta perlas como: "lo más importante de la pareja es el respeto, el compromiso; yo, lo primero que haría sería hacerme las pruebas y, ala, que me folle sin condón") o Madonna. Nosotras la defendemos. Ella la ataca. Ahora ha descubierto que Madonna no ha diseñado ella misma la línea de ropa de H&M. Qué aguda.
De ahí nos vamos al Ambar en el Eixample, un bar muy acogedor que ya ha sido testigo de una de nuestras conversaciones míticas sobre flujos varios. Yo voy por mi tercera cerveza, pero Titania y Spooky ya atacan los cubatas. Ahí, no sé por qué, empezamos a hablar de enfermedades, hospitales y operaciones. Yo, afortunadamente, no estoy nada experimentada, pero aquí mis amigas han llegado al dolor místico. Sobretodo Titania, que revivía el dolor mientras lo contaba, y para ello ponía las posturas de rigor. Es decir, cuando hablaba de su quiste sacro del culo, imagínense la postura. Yo conocí a Titania cuando la acababan de operar del citado quiste: yo tenía 20 y él 27. Ayer nos contaba que en la operación le pusieron un anticoagulante, eparina, que le provocó un par de hemorragias durante el postoperatorio. Y decía: "Imagínate, a quién se le ocurre ponerle eparina a un chaval de 22 años!". Y se queda tan ancha. Vamos, que ni la Obregón en el arte de quitarse años... Si él tenía 22, yo tenía 15, y que conste que nos conocimos currando en la FNAC. En fin.
Ya en la Metro las frases magistrales iban una detrás de la otra. Cuando aparecía, claro. Porque fue entrar y aún estábamos dejando las chaquetas que ella ya había echado a volar. Me la encuentro en el lavabo, saliendo de mear en un reservado; me suelta: "No cometeré la hipocresía de lavarme las manos, porque la polla es la parte del cuerpo que tengo más limpia en este momento". Así pasan las horas, entre flashes de Titania y bailoteos con Spooky. Bailamos Dannii Minogue, Soraya, Scissor Sisters y Bananarama. Titania entra y sale del cuarto oscuro. Luego nos dirá que ni la rozaron, que vaya panda de rancias. Estuvo muy acertada al indicar que menos mal que ninguna íbamos buscando un polvo como perras, porque lo hubiéramos pasado muy mal. Spooky se marcha y yo me quedo de anfitrión con Titania. Se arrastra por la pista, con la mirada perdida, y de vez en cuando revive, como cuando pinchan Personal Jesus. Y, nada, encienden las luces y a hacer cola para las chupas. Ahí ella se explaya con los de delante, los de detrás, los de al lado, y los de principio y final. Cómo no, se encuentra a un vasco y se emociona: "Uy, tú eres vasco". "Sí, ¿y tú?". "Pfff, yo ya no sé ni de dónde soy". Intenta explicar la genealogía de su familia al chico en cuestión, que se pierde rápido. Empiezan a vociferar palabras y lemas en euskera. Hasta salen por el mismo bar de Guipuzcoa, el Goitibera (o eso entendí). El vasco afirma: "Ese bar es lo peor". Titania salta: "Oye, no reniegues de tu tierra, arriba el Goitibera".
A continuación, empieza a hablar con otro grupillo de maricas. Se dirige a ellas en inglés, pero cuando ve que no está entendiendo nada de nada (debido a la papa su inglés pierde mucho), me dice, buscando ayuda: "¿Tú hablas holandés, nena?". Al final resulta que son catalanas, de la ceba, hasta de pueblo, y aquí Titania se pone catalufa como la que más: "Yo soy de aquí total". Ha recuperado sus orígenes por fin.
Quedamos a las 12, al salir yo del trabajo. Ya Spooky me había advertido vía sms de la que se avecinaba, así que cuando llegué yo al bar en cuestión (el Estu, obviously), no me extrañó nada esa efusividad. De hecho, mientras intentaba aparcar, me la veo allí en la calle, hablando con una pareja, vestida de negro y con su legendaria chaqueta de cuero con tres mil bolsillos, el pelo muy rizado y algo largo ya. Le chillo desde el coche: "¡Guarra!". Dándose por aludida, se da la vuelta automáticamente y me suelta: "¡Maricón!". Y, nada, se echa a la calzada y nos empezamos a besar por la ventanilla hasta que el semáforo se pone en verde. Lleva ya cinco jarras de birra. También me informa que ha perdido a Spooky, y yo tiemblo. Pero no, se ve que se había ido a sacar dinero tranquilamente. Aparco y vamos al bar, abrazos de rigor, mimos, besos, mucho amor. En un momento repasamos la vida de Titania entre trabajos varios, novias celosas, amigas metomentodo y demás anécdotas (para algunas de ellas, se pone en pie). Luego me hacen un breve repaso de las conversaciones de la tarde, esas míticas conversaciones en el Estu en que Titania tiende a llevar la contraria a base de cambiar de opinión de ERC al PP en cuestión de dos frases, y así no hay quien discuta. O eso, u otras dos opciones: el amor y las relaciones de pareja (qué le gusta a ella este tema; suelta perlas como: "lo más importante de la pareja es el respeto, el compromiso; yo, lo primero que haría sería hacerme las pruebas y, ala, que me folle sin condón") o Madonna. Nosotras la defendemos. Ella la ataca. Ahora ha descubierto que Madonna no ha diseñado ella misma la línea de ropa de H&M. Qué aguda.
De ahí nos vamos al Ambar en el Eixample, un bar muy acogedor que ya ha sido testigo de una de nuestras conversaciones míticas sobre flujos varios. Yo voy por mi tercera cerveza, pero Titania y Spooky ya atacan los cubatas. Ahí, no sé por qué, empezamos a hablar de enfermedades, hospitales y operaciones. Yo, afortunadamente, no estoy nada experimentada, pero aquí mis amigas han llegado al dolor místico. Sobretodo Titania, que revivía el dolor mientras lo contaba, y para ello ponía las posturas de rigor. Es decir, cuando hablaba de su quiste sacro del culo, imagínense la postura. Yo conocí a Titania cuando la acababan de operar del citado quiste: yo tenía 20 y él 27. Ayer nos contaba que en la operación le pusieron un anticoagulante, eparina, que le provocó un par de hemorragias durante el postoperatorio. Y decía: "Imagínate, a quién se le ocurre ponerle eparina a un chaval de 22 años!". Y se queda tan ancha. Vamos, que ni la Obregón en el arte de quitarse años... Si él tenía 22, yo tenía 15, y que conste que nos conocimos currando en la FNAC. En fin.
Ya en la Metro las frases magistrales iban una detrás de la otra. Cuando aparecía, claro. Porque fue entrar y aún estábamos dejando las chaquetas que ella ya había echado a volar. Me la encuentro en el lavabo, saliendo de mear en un reservado; me suelta: "No cometeré la hipocresía de lavarme las manos, porque la polla es la parte del cuerpo que tengo más limpia en este momento". Así pasan las horas, entre flashes de Titania y bailoteos con Spooky. Bailamos Dannii Minogue, Soraya, Scissor Sisters y Bananarama. Titania entra y sale del cuarto oscuro. Luego nos dirá que ni la rozaron, que vaya panda de rancias. Estuvo muy acertada al indicar que menos mal que ninguna íbamos buscando un polvo como perras, porque lo hubiéramos pasado muy mal. Spooky se marcha y yo me quedo de anfitrión con Titania. Se arrastra por la pista, con la mirada perdida, y de vez en cuando revive, como cuando pinchan Personal Jesus. Y, nada, encienden las luces y a hacer cola para las chupas. Ahí ella se explaya con los de delante, los de detrás, los de al lado, y los de principio y final. Cómo no, se encuentra a un vasco y se emociona: "Uy, tú eres vasco". "Sí, ¿y tú?". "Pfff, yo ya no sé ni de dónde soy". Intenta explicar la genealogía de su familia al chico en cuestión, que se pierde rápido. Empiezan a vociferar palabras y lemas en euskera. Hasta salen por el mismo bar de Guipuzcoa, el Goitibera (o eso entendí). El vasco afirma: "Ese bar es lo peor". Titania salta: "Oye, no reniegues de tu tierra, arriba el Goitibera".
A continuación, empieza a hablar con otro grupillo de maricas. Se dirige a ellas en inglés, pero cuando ve que no está entendiendo nada de nada (debido a la papa su inglés pierde mucho), me dice, buscando ayuda: "¿Tú hablas holandés, nena?". Al final resulta que son catalanas, de la ceba, hasta de pueblo, y aquí Titania se pone catalufa como la que más: "Yo soy de aquí total". Ha recuperado sus orígenes por fin.
Finalmente, nos dan las chaquetas, salimos a la calle y nos acribillan con flyers de afters y sitios de vicio varios, pero pasamost. Alargarlo sería un error, estamos cansados y, como he aparcado el coche delante de la Metro, nos subimos y pa' casa. Por el camino, se me duerme escuchando el Confessions Tour a toda pastilla; yo me resigno y pongo Ochenta's de Soraya. Al escuchar Call me, Titania despierta de sopetón y levanta la mano cada vez que Soraya se arranca con esos "Hey, hey!!". Llegamos a su mansión y nos despedimos, tristes y contentos.
Nos vemos poco, 4 o 5 veces al año (aunque más que con amigos de la misma ciudad...), y, a pesar de los pesares (discusiones, incomunicación, ansiedades, problemas monetarios), cada vez es como que nada se ha perdido. Saber que mientras tú estás aquí agobiado o hasta el coño de tus cosas y tus problemas, ella está por ahí en algún local anarco-punk, en alguna centralita telefónica, en algún escenario o en alguna sauna, es ya un magno consuelo. Un inmensa insuflación de vitalidad. Y entonces empiezas a planear como escaparte ni que sean dos días a la capital del reino para sentir todo eso de forma más real, ni que sea por unas horas. Yo ya estoy buscando fechas, a ver si Spooky se espavila y volvemos a pasear las tres juntas por alguna gran avenida de alguna gran ciudad.
Etiquetes de comentaris: Otros
1 Comments:
Pero... ¿Dónde tengo yo la cabeza? Como pude olvidarme LA FRASE de la noche: "Ahora mismo, un buen pollazo me enamora". Ala, una romántica..
Publica un comentari a l'entrada
<< Home